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29.2.16

El primer paso, Bogotá, Colombia.

Dormir en una aeropuerto no era novedad, es probablemente la tercera vez que me pasa. A veces querer tener toda esa comodidad, te hace llegar a la verdadera incomodidad. Llegas más rápido, pero tu espalda se parte en 57 partes, el horror. 
Salir del Distrito Federal, para llegar a El Salvador. Lo único que pisé, en ese momento, obviamente fue el aeropuerto, y esas tiendas que están en todos lados, se acuerdan?... BRIT SHOP. Bueno, aparentemente en Sudamérica, todos los aeropuertos tienen una de estas tiendas, en donde compras el souvenir de última hora... para el vecino, para la tía que estará de visita en tu casa. Ahí lo compras. La escala de avión no fue tan intensa, probablemente de una hora o menos, de ahí volar unas 2 horas más hacia Medellin, en donde pasaríamos la noche en el aeropuerto. Agradezco la fortuna de poder dormir casi en cualquier lado y en cualquier circunstancia. Un sillòn a la mitad de una gran sala de espera fue mi refugio esa noche. Ahora si, vamos a Bogotá que todo nos espera ahi! La rumba, sobretodo. 
Escuché diario, por casi un año antes, la voz de Miguel, el bogotáno con ganas de irse de Bogotá. Y entenderán porque nos hicimos amigos, aun sin conocernos... casi como Demién. Escuché su voz y supe quien era sin ver su cara. Todo eso que había dejado átras, la oficina, se convirtieron en el punto de partida de todas esas personas con las que me iba a topar. 
Zipaquirá era el primer destino de este mini-recorrido por Colombia. Zipaquirá es uno de los centros de explotación de sal mas importantes en Colombia, por eso se conoce como Ciudad de la Sal. Ahi está La Catedral de la Sal, que fue construida dentro de las minas de sal de Zipa y desde 2007 es la Maravilla no. 1 de Colombia. Desde Bogotà es necesario tomar un colectivo que pasa cada 2 horas, y bien vale la pena esperar en el paradero de colectivos, frente a Transmilenio. Al final del recorrido, a pocos pasos de la entrada a la La Catedral, se puede comer en un lugar local Ajiaco, es una sopa que tiene pollo, diferentes tipos de papa, maíz y guasca, que es como una especia y con una colombiana, no puedes comer algo más rico con ese frío



Obviamente después del recorrido, es necesario cargar pila para seguir con la noche bogotána, y no debe importar en donde dormiste la noche anterior, ya saben, todo eso de los aeropuertos. Tienes que estar listo para unos guaritos... 
Es increíble como esa noche para mi, no tuvo ninguna cerveza, agua ardiente y agua ardiente y agua ardiente. Terminar dormida en la sala del Casa Quiebra - Canto, el cual por cierto, es un must, ya que ahora quieren, incluso, declararlo museo de la rumba. Todo el mundo baila, todo el mundo, si es que no se ha tomado 43 guaritos. Increible banda en vivo todo el rato. Divertido lugar, divertido guarito.
Hay afters también, y puedes seguir la fiesta, como en cualquier ciudad, pero con rumba y calor de Bogotá. 
Por alguna razón, no logré subir a Montserrate, que es uno de los cerros mas antiguos. Tiene como 16 millones de años y obviamente, una vista bastante bonita de la ciudad, dicen, porque yo no lo logré. Se puede subir caminando o por teleférico, quizá lo ideal es revisar los horarios, para no quedarse abajo. 
El centro de Bogotá te permite comprar hojas de té de coca, lo cual te deja preparar de los mejores té's que se puedan probar, de verdad. No hay problema alguno en comprarlo, ni llevarlo en la mochila en el aeropuerto. La candelaria tiene además algunas llamas en la plaza, es muy bonita verlas, mal plan que estén ahi para las fotos nada más. También se puede comprar café *guiño guiño* que no es su fuerte, pero no les dices que no a probarlo, incluso ahi, en Colombia. 







Así empezó el viaje que me hizo salir de la Ciudad

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