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19.3.16

Colombia Pt.2

Agradezco a veces mi insistencia para realizar algunas cosas. 

La segunda parada colombiana fue, la tri-frontera Latinoamericana. Leticia, la parte sur del paìs, frontera con Brasil y Perù. Tenìa que ser parte de la aventura no tener un lugar a donde llegar a dormir y esperar cualquier buena cosa, y "eso pasò". Desde el aeropuerto, Julio,  nos ofreciò quedarnos en su hostal, Hippielandia. Para ser honesta, la verdad es que no llamò mi atenciòn, y decidimos seguir buscando. Pero la humedad de Leticia, no nos permitía avanzar muy ràpido, asì que, Julio noz alcanzò en una bici junto con Edier, y nos dijeron que no buscaramos más, que nos quedaramos con ellos. Negociaron un buen precio y nos fuimos con ellos. La mejor decisiòn. 

Hubo buenas historias en la moto-taxi además de varias paradas, una porque arreglaban el camino, otra, le llamarè "tomar unas chelas"y escuchar mas historias como cuando Manu Chao tocò un par de meses atrás en esta pequeña ciudad. La moto-taxi nos dejò en la entrada de la selva, al lado de un portón, terreno de algún leticiano, y una caminata de 20 minutos nos hizo llegar a uno de los mejores lugares que mis ojos hallan podido ver, de verdad. Este lugar fue construido por el boliviano Edier y màs personas que han sido parte de esa aventura, porque antes, tenían un hostal flotante y debió de ser igual, algo increíble. Al día había 2 horas de planta eléctrica, momento para cocinar, tener gas, cargar cámaras. La regadera, es un pequeño jacuzzi natural, literal. El agua corría por ahí e incluso podías ver algunos pecesillos. Una caminata que se puede hacer con Julio para ir a ver a los brujos, no recomiendo que hagan eso la primera noche, porque al no saber que esperar y meter todo tu cuerpo a un río, puedo ser algo complicado. En caso de que si, llevar una buena linterna, serìa lo ideal. Regresar y tener algo de cenar, siempre es bien agradecido. 

Al día siguiente, dimos una vuelta por el río Amazonas, en donde pudimos nadar por un momento, además de poder remar en una parte de su canal, impresionante la fuerza que tiene en algunos de sus caudales, el color es impresionante, es como café con un toque cobrizo, quiza mi emociòn lo hacía lucir diferente, pero no era un café cualquiera. Julio, nos llevó con otro integrante de la familia Hippielandia, quien en una barca motorizada, nos llevó a mirar a los delfines rosas, quienes brincaban en parejas o trios, pero casi nunca solos. Su tamaño era pequeño comparados con los delfines normales. Despùes fuimos a una parte de la selva peruana, era un centro de protecciòn a la mujer amazónica, en donde vivian con sus hijos y los hombres se dedicaban a trabajar, cazar. Los niños tenían animales como osos perezosos, tortugas, tucanes con verdes y azules impresionantes, tan claros y brillantes, que solo podían ser parte del Amazonas. 
Ese dìa celebré mi cumpleaños con una de las cenas mas deliciosas, ceviche peruano, caipirinhas hechas por Fly-High (o bien pudiera ser High Fly) y un poco de... no recuerdo el nombre, pero lo hice. 
Desayuno siguiente para volar de regreso a Bogotá y después, la hermosa Cartagena de Indias, el norte del paìs. Día de recorrer la Ciudad Amurallada y conocer un poco su historia. Cuando los europeos venia a saquear las tierrar, este punto era su principal puerto de parada, entonces los colombianos construyeron las murallas, para evitar seguir siendo saqueados. Ahora es una hermosa obra de arte la cual puede ser recorrida en carretas tiradas por caballos. Es un pueblo colonial, parecidos a otros pueblos tomados por españoles, pero, con la vibra colombiana. Nada comprable con eso. La bahía principal invadida por colombianos dispuestos, a de la manera mas inteligente, obtener todo el dinero posible de turistas, como nosotros. Ni modo, perdimos algunos pesos pero tuvimos un masaje, crema y un poco de ostiones. Just be aware of that... luego topamos a otros mexicanos con la misma historia. Siguieron dìas de lluvia y gripa extrema, el calor era tan húmedo que no era posible para mi respirar bien. Playas hermosas y gente con la mejor vibra. Momento de regresar a Bogotá para tomar un vuelo a la Ciudad de México, algo caótico, ya es bien sabido que no hay mucho contra que luchar en las aerolíneas de bajo costo, sin embargo lo logramos, listos para el siguiente destino. 

Gracias Colombia, nos volveremos a encontrar.